Comprar una casa es uno de los momentos más importantes de la vida de las personas. En esta decisión se ponen muchas esperanzas, ilusiones y dinero. Sin embargo, conviene tener una serie de cuestiones previamente planteadas y hacer las preguntas oportunas al vendedor o a la inmobiliaria que gestione el inmueble, de este modo se podrán evitar riesgos. En este artículo, nos centramos en qué preguntar antes de comprar una vivienda usada.
Preguntar al vendedor o a la inmobiliaria que gestione la venta por qué está vendiendo la casa puede revelar información muy valiosa. Si el motivo es una necesidad apremiante, por ejemplo, que necesitan dinero urgentemente, es posible que estén dispuestos a negociar el precio de venta. Por otro lado, si se debe a problemas en el inmueble o en la comunidad de propietarios, es importante que lo sepas antes de tomar una decisión.
Preguntar a la inmobiliaria el tiempo que una vivienda usada ha estado en el mercado puede ser indicativo de su atractivo y precio. Si ha estado en venta durante un período prolongado, podrías tener margen para negociar un precio más bajo.
Pide al vendedor o a la inmobiliaria toda la información sobre las reparaciones y el mantenimiento que se ha realizado en la propiedad, así como el ha de hacerse para conservar lo mejor posible su estado. Esto te dará una idea de su estado general y de si es necesario hacer inversiones adicionales a corto plazo. ¿Hace cuánto no habéis pintado las paredes? ¿Funcionan bien las tuberías y los desagües? Intenta incluir todas las preguntas que se te ocurran a este respecto.
Este es uno de los aspectos más críticos que debes investigar antes de comprar una vivienda usada o de segunda mano. Los problemas estructurales, las grietas, las humedades y las filtraciones pueden convertirse en auténticos dolores de cabeza si no se abordan adecuadamente. Pregunta sobre todo ello, ya que si no te dicen la verdad y, al tiempo de vivir allí, descubres que sí que hay problemas, podrás reclamar vicios ocultos. Aquí hay algunos aspectos clave a considerar:
Pregunta si hay algún problema estructural en la vivienda: grietas en las paredes, techos o cimientos, problemas con la estructura del techo o del suelo, o cualquier otro asunto que afecte la integridad de la construcción. Los problemas estructurales suelen ser caros de reparar y pueden comprometer la seguridad de la vivienda.
Examina minuciosamente las paredes y los techos en busca de grietas visibles. Las grietas pueden ser indicativas de problemas estructurales o de cimentación en la vivienda. Además, pregunta si han existido problemas de humedad o filtraciones en el pasado. La humedad excesiva puede causar daños significativos, como el crecimiento de moho y la degradación de la estructura.
Averigua si hay problemas eléctricos o de fontanería en la vivienda. Pregunta sobre la antigüedad de las instalaciones eléctricas y de fontanería, así como sobre la calidad de los materiales utilizados.
Más que una pregunta, este enunciado es una recomendación. Considera contratar a un inspector de viviendas profesional para evaluar cualquier problema potencial en la propiedad. Un inspector calificado puede identificar problemas que pueden pasar desapercibidos para un comprador inexperto y proporcionar un informe detallado sobre el estado del inmueble.
Averigua cuánto cuesta mantener la propiedad mensualmente, incluyendo impuestos, tasas, seguros, servicios públicos y la cuota de la comunidad de propietarios Esto te ayudará a evaluar si puedes afrontar los gastos asociados a la casa.
El Impuesto sobre Bienes Inmuebles (IBI) es un tributo local que grava la propiedad de bienes inmuebles, incluyendo viviendas. Antes de comprar una casa usada o de segunda mano, es fundamental conocer cuánto se paga de IBI, ya que este impuesto puede variar significativamente según la ubicación de la propiedad y su valor catastral.
Obviamente, lo primero es saber el precio de venta de la vivienda, pero, además, es conveniente preguntar si se incluyen cosas extra. Aunque lo normal es que los vendedores se lleven todos sus enseres, pregunta si van a dejar algo en la casa, por ejemplo, algún electrodoméstico. Además, debes preguntar si la casa incluye trastero y garaje.
Es importante saber si se han realizado reformas en la vivienda antes de comprarla. Las reformas pueden mejorar el aspecto y el valor de la vivienda, pero también pueden ocultar problemas estructurales o de instalaciones. Además de saber qué tipo de reformas se han realizado, también es conveniente saber si están bien ejecutadas. Las reformas mal hechas pueden provocar problemas en el futuro, como fugas, desperfectos o incluso daños estructurales.
Actualmente, toda la casa que se quiera vender debe contar con certificado energético de forma obligatoria. Este documento oficial revela la calificación energética de la vivienda, lo que da una idea de su eficiencia y de su gasto en electricidad. Sin embargo, es conveniente preguntar datos en concreto a este respecto, así podrás calcular el coste mensual de vivir en ese inmueble, sumando los consumos más las cuotas hipotecarias, los impuestos, etc.
Averigua si la vivienda cuenta con problemas legales o tributarios pendientes que puedan afectar a la compra, como embargos, conflictos hereditarios, etc. Para saber si una propiedad tiene cargas, podrás acudir al Registro de la Propiedad y solicitar una nota simple.
Para verificar la legalidad de una vivienda, es crucial confirmar si cuenta con una cédula de habitabilidad válida. Hay propiedades como locales reconvertidos a casa, estudios y lofts que carecen de este documento. Esto implica que no se consideren legalmente como viviendas habitables, lo que puede generar inconvenientes como no poder conseguir hipoteca o dar de alta los suministros.
La relación con los vecinos es un aspecto fundamental a considerar antes de comprar una vivienda usada o de segunda mano. Averiguar cómo son los vecinos y la dinámica de la comunidad puede marcar la diferencia. Pregunta al vendedor o a la inmobiliaria sobre los vecinos y sobre la vida en la comunidad de propietarios. También es recomendable hablar directamente con algunos vecinos si tienes la oportunidad.
Saber cuándo podrás mudarte a tu nueva vivienda es esencial para planificar la transición y coordinar tu mudanza. Pregunta al vendedor o al agente inmobiliario sobre la fecha estimada de entrega de la casa y si hay algún proceso o trámite pendiente que pueda afectar la fecha de ocupación. Esto te permitirá programar tu mudanza y realizar los preparativos necesarios de manera adecuada.
Las derramas son gastos extraordinarios que los propietarios de una comunidad de vecinos deben afrontar para cubrir reparaciones o mejoras en el edificio o en las áreas comunes. Pregunta si ha habido derramas recientemente en la comunidad o si hay planes para realizar alguna en el futuro cercano. Conocer esta información es fundamental para evaluar los gastos adicionales que podrías tener como propietario. Por ejemplo, investiga si el ascensor se rompe con frecuencia, si se precisan muchas reparaciones en las zonas comunes, etc.
Averigua todas las características de la propiedad, como los m2 de superficie, los baños, detalles sobre la cocina, el tipo de suelo, la orientación de la vivienda, si hay calefacción central o no, si llega la fibra óptica, y cualquier otro detalle relevante. Cuanta más información tengas sobre las características de la propiedad, mejor podrás determinar si se adapta a tus necesidades y preferencias personales. Además, esto te ayudará a compararla con otras opciones disponibles en el mercado.
Aunque lo normal es que los vendedores alaben o inventen las virtudes del barrio de su casa, lo ideal es que preguntes y, mejor aún, que investigues por tu cuenta. Pasea por las calles de la zona, pregunta a sus vecinos, busca aparcamiento varios días en distintas horas, tómate un café en sus bares. Todo esto te afectará si decides comprar la casa, así que cualquier precaución debe ser bienvenida.
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